¿Cuánto tardan en degradarse los productos que consumimos?

¿Sabías que cada año se generan en el planeta entre 7.000 y 10.000 millones toneladas de residuos urbanos? Basura orgánica, vidrio, papel, cartón y plástico conforman el mayor porcentaje de estos residuos que van a parar a los vertederos de todo el mundo. No obstante, y en vista de las previsiones de consumo en un futuro no muy lejano, se hace preciso encontrar soluciones que permitan paliar su consumo en origen, técnicas con las que incrementar su valorización y mejorar su degradación.
Promover la concienciación ciudadana global acerca del reciclaje es, cada vez más, una medida necesaria que comienza en el propio hogar. De hecho, existen muchas formas de poner tu granito de arena en la reducción de los residuos: consumiendo menos productos no biodegradables, colocando nuestros residuos en el contenedor correspondiente o dándole nuevos usos a envases y cartones, por ejemplo.
Y es que existen productos que pueden tardar en degradarse hasta 300 años, con el problema que ello conlleva. Son las latas de comida, por ejemplo; productos cada vez más mayoritarios en la bolsa de la basura.
Pero ¿tienes idea de cuánto tardan en degradarse los productos que consumes? ¿Por qué contaminan unos más que otros? Continúa leyendo porque a continuación te lo contamos.
¿Qué se entiende por biodegradable?
Para responder a esta pregunta es necesario conocer de qué está hecho dicho producto. Pero antes de hacerlo, es conveniente que sepamos el significado de algunos términos, como el de la palabra biodegradable.
Se dice que una sustancia es biodegradable cuando tiene capacidad para descomponerse en las sustancias químicas que las forman en un periodo corto de tiempo y para reintegrarse en la tierra en condiciones ambientales adecuadas que no produzcan contaminación.
Dicho esto, es lógico pensar que cuanto más biodegradable es un producto menos impacto puede llegar a producir sobre el medio ambiente, y que los productos no biodegradables tardan, por tanto, mucho tiempo en descomponerse, liberando sustancias tóxicas al medio ambiente.
Así, hay productos que utilizamos diariamente catalogados dentro del grupo de los no biodegradables y que están provocando una gran repercusión en la sostenibilidad del planeta, sin nosotros saberlo. Es el caso de los envases de plástico, que con el paso de los años se está convirtiendo en el protagonista de nuestra bolsa de basura dada la nueva presentación de los alimentos.
Plazos de descomposición
Y es que cuando tiras una bolsa de plástico al suelo esta tarda en descomponerse cerca de 150 años. De hecho, se calcula que el plástico tarda entre cien y mil años en desaparecer, por lo que está considerado un material de descomposición muy lenta y a largo plazo. Una botella de plástico, por ejemplo, tarda de media 500 años en desintegrarse, aunque si está enterrada este tiempo se prolonga aún más. Ello es debido a los productos con los que se fabrica el plástico, polietileno de baja densidad.
En el caso del papel y el cartón, los tiempos se reducen al estar compuestos, básicamente, de celulosa. Hasta un año tardan en degradarse estos materiales, algo menos si se encuentran en un ambiente lluvioso y en la superficie. El problema en este tipo de productos viene añadido por las tintas que pueden contener.
Por su parte, el vidrio puede tardar hasta 4.000 años en desaparecer, suponiendo un problema para la labor de descomposición que llevan a cabo los microorganismos del suelo.
En el caso de las pilas, además de ser altamente contaminantes, destacan por su capacidad prácticamente nula de degradación.
Cuando tiras un chicle al suelo éste no desaparecerá hasta pasados cinco años, y una colilla hasta pasados dos.
Por lo tanto, es necesario concienciarse acerca del impacto de nuestros residuos sobre el medio ambiente y modificar nuestros hábitos de consumo.
Cambios en los hábitos de consumo
Gracias a la cada vez mayor y mejor información acerca del impacto de los residuos sobre el planeta son cada vez más las empresas preocupadas en desarrollar productos con materiales biodegradables como pinturas, productos de limpieza, incluso ropa. Elaborados con materias primas renovables y sometidos a procesos de fabricación que reducen el impacto ambiental, se trata de productos libres de sustancias tóxicas que ayudan a la sostenibilidad de nuestro planeta.
Al descomponerse en sustancias que se reintegran en la naturaleza sin provocar efectos negativos, pueden ser utilizados de nuevo para fabricar otros productos.
Un ejemplo de esta apuesta es el bioplástico, que se degrada por la acción que ejercen los microorganismos y que con el tiempo permitirá reducir la emisión de este material sumamente contaminante.